Sinestesia
«Los violines, los profundos tonos de los contrabajos, y muy especialmente los instrumentos de viento personificaban entonces para mí toda la fuerza de las horas del crepúsculo. Vi todos mis colores en mi mente, estaban ante mis ojos. Líneas salvajes, casi enloquecidas se dibujaron frente a mí” Kandinsky, 1913 (Ed. 1982, p. 364).
"Composición V"
Wassily Kandinsky, 1911
(inspirada en la música de Wagner en la que todavía hay rastros de figuración, unidos por líneas negras).
A finales del siglo XIX, Kandinsky asiste a una representación de la ópera Lohengrin, de Wagner. En los acordes de la música del compositor alemán descubre el espíritu de éste asociado a la creación de la obra de arte total. A partir de ahí, comprende que, al igual que en la música, la distribución del color en el cuadro esta guiada por principios de armonía y contraste. De este modo, cada elemento despierta una vibración en el alma del espectador.
En sus estudios basa la relación de la percepción de los colores con la psicología, es decir, los colores de sus pinturas ejercen dos tipos de reacciones en el organismo: física (la visualización de la belleza de los colores agrada y dura mientras existe el estímulo) y psicológica (conmoción emocional y desarrollo de la sensibilidad). A través de su trabajo teórico “De lo espiritual en el arte”, describe la sinestesia como un componente esencial del arte. Encontramos tres elementos en su trabajo: sonido, color y sentimiento. Investiga el vinculo entre consonantes y disonantes entre el color y la música. De esta manera, el artista definió el sonido de cada color de la siguiente manera:
 Rojo: El rojo es un color ardiente con un carácter inmaterial e inquieto. Recuerda a la alegría juvenil, pero en tonos oscuros simboliza la madurez viril. Se asemeja a los tonos claros de un violín.
 Naranja: El color tiene una sensación grave, radiante, que emite salud y vida. Su sonido es similar al de una campana llamando al Ángelus, un barítono o una viola.
 Amarillo: Este color irradia desde el centro, parece que se acerca al espectador o que se sale del cuadro. Es inquietante y evoca al delirio. Su sonido es el de una trompeta o un clarín.
 Verde: El verde carece de dinamismo, ya que evoca la calma y la pasividad. Suena como los tonos tranquilos y profundos de un violín.
 Azul: Este color se mueve de forma concéntrica, como un caracol en su concha. Parece que se aleja del espectador. Es un color puro e inmaterial, y su sonido se asemeja al de una flauta, un violonchelo o un órgano.
 Violeta: El violeta se concibe como un color lento, apagado. Tiene una sensación enfermiza que se asocia al luto y a la vejez. Recuerda al sonido del corno inglés, la gaita o el fagot.
 Blanco: El blanco representa un mundo donde desaparece el color material. Da una sensación de alegría pura. Es un silencio lleno de posibilidades, una pausa musical.
 Negro: Es el color de la más pura tristeza, por lo que es apagado e inmóvil. Evoca la muerte, la nada tras apagarse el sol. Es el silencio, la pausa completa tras la que comienza otro mundo. (Clasificaciones de los colores, fuente: www.historia-arte.com)
Retorno
Ciclo de conciertos "Sinestesias. Escuchar los colores, ver la música"
Kandinsky: color, percepción y sensación
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Alejandro Xul Solar-(1887-1963)
Piano de colores - Xul Solar